Memoria.


La memoria es una función cerebral que interviene en todos los procesos de aprendizaje del ser humano. Es vital para la supervivencia del individuo como lo ha sido para la supervivencia de la especie. Esto es un punto común con muchas de las especies animales, por no decir todas y cuando consideramos novedosos aspectos en estudio como la memoria de las células, también es un punto común con las plantas y los demás seres vivos. 

En el ser humano la memoria interviene en funciones primitivas como el mirar, caminar, escuchar, etc. Hasta en funciones muy complejas y elaboradas como el lenguaje, los procesos de pensamiento y las capacidades de comportamiento social.

Si no se contara con la memoria, otras facultades básicas como la percepción a través de los órganos de los sentidos, sería inútil, porque cada vez que percibiéramos algo sería como algo nuevo y jamás sabríamos como actuar en consecuencia con lo percibido. La base de la experiencia de lo que ya aprendimos es necesaria.

Se define la memoria como la capacidad de grabar, conservar y reproducir  los acontecimientos y las experiencias vividas con anterioridad: “su memoria tiene lugar en cuatro pasos básicos: primero tiene que percibir algo: verlo, oírlo, o ser cociente de ello por algún sentido.  Después debe introducirlo en su memoria.  En tercer lugar, retenerlo; finalmente, ha de ser capaz de encontrarlo para que pueda ser utilizado” 

Ese énfasis en que se debe ser capaz de encontrar aquello que fue almacenado para ser utilizado es muy importante y hace que no se trate de un simple almacén de recuerdos, como si fuera un álbum de fotografías.  En la medida en que esa información se organiza, utiliza, complementa, evoluciona o cambia, y es útil, estamos hablando de una función cognoscitiva de gran importancia. La memoria influye en nuestra vida (especialmente en la psíquica) y viceversa.

Según diversos criterios utilizados para ello, la memoria se ha clasificado en varios tipos, pero la clasificación más comúnmente encontrada, por su utilidad,  es la que hace referencia al tiempo de la vigencia del almacenamiento.


TIPOS DE MEMORIA.





Según este criterio, hay un primer almacenamiento de la percepción que se da en los órganos sensoriales directamente (no es un almacenamiento en el cerebro). Es llamada memoria sensorial y hace referencia a esas impresiones que por unos instantes quedan grabadas en los órganos sensoriales que intervienen en la percepción, ya sea visual, olfativa, gustativa, auditiva o táctil.  Tal vez todos hemos tenido ese tipo de experiencias que se  ilustran con la imagen que seguimos “viendo” aún después de cerrar los ojos, en especial cuando son imágenes particularmente luminosas sobre fondos oscuros; o el perfume que se nos “queda” en la nariz aún después de que el olor real ha cesado; etc.  En términos generales este tipo de almacenamiento es bastante breve, pues son recuerdos pasajeros que duran sólo unos segundos, cuando mucho.  Además son recuerdos  de los que no somos conscientes y por lo general no son voluntarios.

Luego viene la memoria de corto plazo. Esta memoria ya exige atención consciente por parte del sujeto pues implica fijación cerebral.  Por lo general es una memoria inmediata que abarca sólo unos cuantos elementos .Aunque varía un poco dependiendo de las capacidades y del entrenamiento de la persona, por lo general abarca entre cinco y nueve unidades (números, palabras, frases, ideas, etc.).  En general este almacenamiento de información, si no es procesado adicionalmente, no sobrepasa el minuto, tiempo después del cual se produce un olvido definitivo.

Está claro, entonces, que para almacenar por más tiempo esta información  se requiere de una acto consciente y voluntario de análisis y/o repetición.

Un asunto relevante aquí es que se almacena información procesada, es decir, es más que la percepción sensorial.  Con frecuencia hay acompañamiento de una interpretación mediada por el lenguaje.  En términos prácticos, la memoria a corto plazo es llamada también memoria reciente y hace referencia a sucesos ocurridos varios minutos o varias horas antes, pero para que se logre recuperación de esa información es necesario, de todas maneras, que medie el análisis consciente de lo percibido.

El último tipo de memoria que encontramos en esta clasificación es la memoria de largo plazo. En general ciertos recuerdos de la memoria de corto plazo que son absorbidos de forma continua pasan a la memoria de largo plazo.  Esta memoria requiere de un período de consolidación de entre quince minutos y una hora, tiempo durante el cual se consolida la información.  Como es de suponer, buena parte de la información que se almacena en esta memoria de largo plazo exige esfuerzo consciente y deliberado para que permanezca, sobre todo cuando no es información simple  o es algo que nos haya impactado bastante por placentera o por dramática, por ejemplo.

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